<p>La sostenibilidad ha entrado de lleno en la agenda sanitaria y, también, en el tratamiento de las enfermedades respiratorias. La nueva <i>Guía de prescripción sostenible de inhaladores</i>, impulsada por el Ministerio de Sanidad, busca reducir el impacto ambiental de estos dispositivos, <strong>promoviendo opciones con menor huella de carbono</strong> y sin poner en riesgo el control clínico ni la estabilidad del paciente. Desde la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer) valoran «muy positivamente» esta premisa, aunque advierten que <strong>la clave estará en cómo se traslade la guía a la práctica clínica diaria.</strong></p>
Las asociaciones de personas con enfermedades respiratorias insisten en la importancia del control clínico y la atención integral para lograr un sistema sanitario con menor impacto ambiental.
La sostenibilidad ha entrado de lleno en la agenda sanitaria y, también, en el tratamiento de las enfermedades respiratorias. La nueva Guía de prescripción sostenible de inhaladores, impulsada por el Ministerio de Sanidad, busca reducir el impacto ambiental de estos dispositivos, promoviendo opciones con menor huella de carbono y sin poner en riesgo el control clínico ni la estabilidad del paciente. Desde la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer) valoran «muy positivamente» esta premisa, aunque advierten que la clave estará en cómo se traslade la guía a la práctica clínica diaria.
«Los pacientes respiratorios somos los primeros interesados en que se adopten medidas firmes a favor de una mejor calidad del aire», señala Mariano Pastor, presidente de Fenaer. No obstante, matiza: «La decisión sobre qué inhalador utilizardebe tomarse de forma individualizada, de manera consensuada con el paciente y siempre con el objetivo de lograr el mejor control posible de la enfermedad».
Desde Fenaer (que integra un total de 25 asociaciones) consideran que el verdadero avance hacia un sistema respetuoso con el medio ambiente comienza por garantizar el buen manejo de la enfermedad. «Un paciente bien controlado es, en última instancia, el paciente más sostenible«, explica Pastor. Este control implica reducir las exacerbaciones, minimizar las hospitalizaciones y optimizar el uso de los recursos sanitarios, con un impacto directo sobre la huella ambiental asociada al tratamiento.
Esa relación entre control de la enfermedad y reducción del impacto sanitario se hace especialmente visible en patologías como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que afecta a más de 3,3 millones de personas mayores de 40 años en España y sufre un preocupante infradiagnóstico del 74,7%.
La falta de un diagnóstico precoz y un seguimiento adecuado favorece un mayor número de agudizaciones graves, ingresos hospitalarios y complicaciones que, además de perjudicar al paciente, suponen una importante carga clínica y ambiental para el sistema. De hecho, diversos estudios realizados en Europa estiman que la atención hospitalaria puede llegar a suponer hasta el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al manejo de esta enfermedad.
Ante esta situación, desde Fenaer insisten en que existen soluciones claras que no requieren innovaciones complejas, sino voluntad y recursos. «Reducir el infradiagnóstico no requiere inventar nada nuevo, sino que basta con aplicar las guías clínicas«, apunta Pastor. En el caso de la EPOC, eso implica reforzar los medios en atención primaria con más espirometrías, establecer protocolos de cribado en grupos de riesgo, lanzar campañas de concienciación dirigidas a la población fumadora y apostar por una formación continuada de los profesionales.
La buena noticia respecto al debate sobre el impacto ambiental de ciertos dispositivos es que podría tener los días contados. Desde Fenaer señalan que la llegada de nuevos inhaladores con propelentes de muy baja huella climática, actualmente en desarrollo por la industria farmacéutica, permitirá mantener opciones terapéuticas eficaces sin comprometer los objetivos medioambientales del sistema sanitario. «Los cambios son lentos y, con toda probabilidad, convivirán durante un tiempo con los presurizados actuales. Lo que hay que asegurar es el acceso al dispositivo que cada paciente necesita», argumenta el presidente de Fenaer.
Pero disponer de un buen inhalador no basta. Cumplir correctamente con el tratamiento sigue siendo un reto para muchos pacientes, ya sea porque su inhalador resulta difícil de usar o porque no reciben la formación necesaria para saber utilizarlo. «A menudo, no se revisa la técnica ni se ofrece una instrucción clara, lo que reduce su eficacia», advierte Pastor. Cambios sin supervisión, deterioro cognitivo, falsas creencias o el simple olvido complican aún más el control. «El paciente tiene una parte de responsabilidad, pero el sistema debe garantizar formación, información y seguimiento técnico, algo que hoy ocurre muy poco», subraya.
Superar estas barreras requiere un enfoque más ambicioso y coordinado. Pastor insiste en que avanzar en el control clínico de la enfermedad implica mucho más que elegir un tipo de dispositivo. Para lograrlo, también es necesario «facilitar el automanejo, promover hábitos saludables, garantizar el acceso a rehabilitación pulmonar, mejorar la coordinación entre niveles asistenciales y contar con enfermería respiratoria especializada«. Metas que aún son lejanas en muchos puntos del sistema, como él mismo admite.
Para reforzar este enfoque, desde el Ministerio de Sanidad se ha impulsado una nueva Estrategia de Cronicidad que busca responder mejor al perfil cambiante del paciente crónico mediante una atención más proactiva, coordinada y apoyada en herramientas digitales. En lo que respecta a enfermedades respiratorias como la EPOC o el asma, la actualización pone el foco en la detección precoz, el despliegue de programas de telemonitorización, la extensión de la rehabilitación respiratoria y el refuerzo del autocuidado.
Una muestra clara de cómo estos principios se están traduciendo en acciones concretas es el proyecto Respirar, impulsado por AstraZeneca junto a Fenaer y varias sociedades científicas. Esta iniciativa, alineada con la Estrategia de Cronicidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), refuerza especialmente la digitalización, la personalización del seguimiento, la educación y la medición de resultados.
Según Pastor, «recoge una demanda histórica de las 25 asociaciones que integran Fenaer: la creación de una Estrategia Nacional de Enfermedades Respiratorias que ofrezca una respuesta a los entre seis y siete millones de personas afectadas en España, evitando que el número siga aumentando». También subraya el valor «esencial» de la colaboración público-privada en proyectos como este para acelerar la implantación de buenas prácticas y complementar las políticas públicas: «El modelo es acertado, con la participación de clínicos y pacientes, enfoques innovadores y un objetivo común».
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