<p>En el <a href=»https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2022/10/21/63527cb1fdddff80658b4596.html» target=»_blank»>ictus</a> cada minuto cuenta. Un avanzado abordaje permite <strong>reducir el tiempo de 70 a 20 minutos</strong>. «O, incluso menos, hasta 15, según el paciente», asegura Carlos Molina, jefe de sección del Servicio de <a href=»https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/neurologia.html» target=»_blank»>Neurología</a>, jefe de la Unidad de Ictus y coordinador del Proceso Ictus de Vall d’Hebron, en Barcelona. En este centro ya llevan un año con el <strong>proyecto One Step Ictus</strong>, que busca la atención rápida y eficaz de la persona que sufre un<strong> infarto cerebral isquémico</strong>, los causados por la <strong>obstrucción de un vaso sanguíneo por un coágulo</strong> de sangre. </p>
El proyecto One Step Ictus lleva un año implantado en el centro barcelonés y ha demostrado duplicar la tasa de pacientes recuperados con un nuevo modelo asistencial y tecnológico
En el ictus cada minuto cuenta. Un avanzado abordaje permite reducir el tiempo de 70 a 20 minutos. «O, incluso menos, hasta 15, según el paciente», asegura Carlos Molina, jefe de sección del Servicio de Neurología, jefe de la Unidad de Ictus y coordinador del Proceso Ictus de Vall d’Hebron, en Barcelona. En este centro ya llevan un año con el proyecto One Step Ictus, que busca la atención rápida y eficaz de la persona que sufre un infarto cerebral isquémico, los causados por la obstrucción de un vaso sanguíneo por un coágulo de sangre.
«Con el traslado directo a la sala de angiografía, donde se hace la exploración y el tratamiento de forma inmediata, duplicamos la probabilidad de un buen pronóstico funcional en los más graves: calculamos que un 48% logran una recuperación clínica casi total después de ser sometidos a una trombectomía directa, frente al 27% que sigue el circuito tradicional», expone Molina.
La rapidez en el abordaje es vital para esta enfermedad cerebral aguda de origen vascular, bien isquémica (85% de los casos), bien hemorrágica (15%, rotura de vasos sanguíneos), que es una de las causas principales de discapacidad y cuya incidencia aumenta con el envejecimiento. Aunque en las dos últimas décadas ha aumentado un 25% el número de casos entre menores de 40 años.
One Step Ictus cambia la atención al paciente de ictus «concentrando todo su abordaje en una única sala de acceso directo para reducir el tiempo de actuación desde que llega al Servicio de Urgencias hasta es tratado», sostiene Molina, quien más allá de subrayar solo los avances que ha supuesto la tecnología, destaca que «se trata de los cambios del modelo asistencial existente».
El proyecto se completa con la plataforma SmartStroke. «En este se integra la historia clínica con el resto de los datos del paciente a través de dispositivos médicos y varias aplicaciones digitales durante su paso por el sistema sanitario y facilita monitorizar el proceso de manera integral a través de cuadros de mando avanzados», detalla el jefe de sección del Servicio de Neurología.
Cada año, entre 120.000 y 150.000 personas sufren un ictus es España y hasta un 60% quedan con secuelas, como discapacidad física, de lenguaje, cognitiva o psíquica. Unos 40.000 españoles mueren al año y es la primera causa de fallecimiento en las españolas. Molina subraya que falta concienciación en materia de ictus. «En el Covid, a nivel mundial, en el grueso de la pandemia murieron seis millones de personas. Por este accidente cerebrovascular pierden la vida cinco millones cada año».
El programa, que lleva un año de funcionamiento en el hospital barcelonés, permite la entrada del paciente desde la ambulancia o desde el servicio de Urgencia a la sala de intervención. «Seleccionamos los pacientes más graves, que se van a beneficiar del sistema», aporta Molina.
«El máximo objetivo es minimizar el tiempo de actuación para el tratamiento de los pacientes con ictus y esto supone que los técnicos superiores de diagnóstico por la imagen y los profesionales de enfermería trabajen de forma integrada», explica en una nota del centro Neus Salmerón, enfermera responsable de Angioradiología. «Los técnicos preparamos el material específico y la tecnología de los angiógrafos para el tratamiento de estos pacientes y, desde enfermería, instrumentalizando el material con el neuroradiólogo y dando asistencia hemodinámica al paciente junto al anestesiólogo», destaca Cristina Losada, técnica superior de diagnóstico por la imagen responsable del material de Angioradiologia.
El cambio de este proceso asistencial ha contado con la participación de socios tecnológicos como Siemens Healthineers y Medtronic. Desde la primera, Sourabh Pagaria, vicepresidente ejecutivo y director para el sur de Europa, detalla a este diario que se trata de poner en manos de los profesionales las mejores herramientas de atención a las necesidades de los pacientes.
«Los datos también nos van a servir para identificar qué tipo de personas sufren el ictus, cómo los hemos tratado, qué necesitan en esas recuperaciones». Pero Pagaria pone el acento además en el largo plazo, en cuestiones que ayudarán a los médicos en el futuro: «Identificar qué tienen en común esas personas que han tenido un ictus. Son herramientas que nos van a ayudar en materia de prevención«.
Molina también está convencido de que compartir los datos y el impacto real de lo que suponen el cambio de estructuras físicas y circuitos asistenciales, «es clave para involucrar a todos los especialistas que giran en torno al paciente que sufre un ictus». Aquí no se olvida de los equipos de las ambulancias, las enfermeras… «Todos tienen un papel dentro de la reducción que conseguimos con el proyecto».
One Step Ictus no solo es conseguir que el paciente sea atendido en poco más de 15 minutos, «ya que cada minuto que pasa muere dos millones de neuronas«, sino en el seguimiento posterior. «Recogemos todos los datos [a través de SmartStroke] desde que entran por la puerta hasta que está funcionalmente de alta. Constatamos su evolución clínica».
Pagaria asegura que «el diseño y la puesta en marcha de nuevas plataformas y tecnologías que desarrollamos busca precisión para ahorrar tiempos: en el escaneo del cerebro del paciente para entender dónde está el accidente cerebrovascular, cuál es el sangrado, cómo podría ser el sangrado, qué tan grande es la ruptura, qué tipo de accidente lo causa… En definitiva, un equipamiento que ofrezca las respuestas a los profesionales«.
¿Es implantable en otros centros? Sí, contestan ambos. Molina puntualiza que «nos han mostrado más interés en centros fuera de España que dentro». Y argumenta que la reticencia «no es tanto de la inversión tecnológica, sino del cambio asistencial que supone. Porque supone cambiar la forma en la que se trata la enfermedad». Pagaria se muestra más convencido de que «los datos y el impacto tangible en el paciente avalan el proyecto».
Salud