<p>A <strong>Jordi Figuerola</strong> (Barcelona, 1971) le gustaría desarrollar un <strong>sistema de predicción de vigilancia entomológica</strong>. O lo que es lo mismo, «conocer a dos semanas vista, al menos, la presencia o no de mosquitos que supongan un riesgo, como si fuéramos el hombre del tiempo». Este biólogo dirige el grupo especializado en enfermedades zoonóticas que forma parte del Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBER).</p>
Desde la Estación Biológica de Doñana vigila los riesgos zoonóticos de los insectos que transmiten infecciones que hasta hace no tanto era de otras latitudes
A Jordi Figuerola (Barcelona, 1971) le gustaría desarrollar un sistema de predicción de vigilancia entomológica. O lo que es lo mismo, «conocer a dos semanas vista, al menos, la presencia o no de mosquitos que supongan un riesgo, como si fuéramos el hombre del tiempo». Este biólogo dirige el grupo especializado en enfermedades zoonóticas que forma parte del Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBER).
«El CIBER es virtual. No existe un centro con paredes, somos distintos grupos de investigación de España que colaboramos en proyectos para mejorar la salud pública», explica. Lo que define al investigador científico en la Estación Biológica de Doñana y su grupo es que «somos los únicos que básicamente nos dedicamos a zoonosis. Otros compatibilizan la vigilancia con otras cuestiones, como infecciones de transmisión sexual, sarampión o gripe humana». En concreto, por su laboratorio pasan todos aquellos vectores capaces de causar brotes de virus del Nilo, dengue, chikungunya y malaria, entre otros.
Cuando Figuerola llegó por primera vez a Doñana, su objetivo era aprender sobre las aves. Desde pequeño le gustaba salir a observar la Naturaleza. «Mi tesis se basó en cómo las aves transportaban semillas de plantas y huevos de invertebrados de una zona a otra, De esta forma contribuían a mantener la conectividad entre las zonas húmedas». Al tiempo, recuerda que los pájaros son el reservorio de patógenos. «Lógicamente, en esos movimientos migratorios también podían dispersar microorganismos. Y de ahí es como acabé trabajando con mosquitos». Sobre todo, en su última etapa, en la que se ha centrado más en la dispersión del virus del Nilo por la geografía española.
Lleva más de una década en los humedales de Doñana dedicado a esa vigilancia entomológica que ha compatibilizado con la actividad investigadora. Ambas facetas le han permitido elaborar mapas de distribución de las especies de mosquitos que están ahora en nuestro país, las que estuvieron y «las que puedan llegar». «Me río mucho cuando en CSI parece que saben dónde está distribuida hasta la especie más rara de champiñones. La realidad es que no tenemos esa información tan precisa». Y esa es la misión de su grupo: «Analizar los factores ecológicos y ambientales que favorecen o limitan la transmisión de patógenos, con especial atención a los patógenos zoonóticos en zonas naturales y urbanas».
- El concepto ‘OneHealth’ cobra todo el sentido a través de la monitorización que realizan de los riesgos que proceden de los mosquitos y su impacto en la población.
- One Health es una denominación moderna de un concepto ahora muy de moda. Pero una sola salud es algo que se conoce hace mucho tiempo. Hipócrates, por ejemplo, ya decía que el buen estado del agua, el aire y el suelo era imprescindible para la salud humana. También está la figura de Edward Jenner, que desarrolló la vacuna de la viruela al observar que la gente que estaba en contacto con las vacas adquiría resistencia a la viruela humana. Bienvenido sea el término de One Health si permite llamar la atención sobre este tema que últimamente estaba olvidado. El Covid ha servido de recuerdo y se ha hecho más presente en las líneas de investigación de los centros.
- La pandemia fue un punto de inflexión en la vigilancia zoonótica. Pero la dispersión de enfermedades localizadas en latitudes más cálidas como el virus del Nilo, dengue o zika también supone una amenaza y ya sucedía antes. ¿Cierto?
- En la vigilancia del virus del Nilo nosotros empezamos a trabajar en 2003 a través de una red de investigación en la que participaban investigadores del Instituto de Salud Carlos III, microbiólogos, médicos de varios hospitales y desde la Estación Biológica de Doñana, aportando esa parte de fauna silvestre. El objetivo era evaluar el riesgo de que el virus llegara a circular en España. Ya en el primer estudio descubrimos que estaba aquí y era endémico. Desde entonces, tenemos evidencia de una mayor intensidad de su presencia. Los otros virus que me menciona, dengue y chikungunya, no eran un riesgo para España hasta que llegó el mosquito tigre.
- ¿Qué papel juega la instalación de esta especie en nuestro país?
- El mosquito tigre es una especie exótica que es capaz de transmitir esos virus, antes no teníamos ninguno en España que fuera capaz de hacerlo. Entonces daba igual si alguien iba a Sudamérica o a Centroamérica y volvía infectado, no había riesgo de que se produjeran brotes. Pero en el momento en que tenemos poblaciones locales de mosquitos que son vectores de esos patógenos, hay un riesgo de que se produzcan contagios locales.
- ¿Se han dado situaciones de riesgo?
- Sí. Ya se han producido varios brotes en España, aunque han sido muchos más en Francia o Italia. Por ejemplo, el año pasado hubo un pequeño brote de dengue en un municipio de Tarragona. Desconocemos todavía quién fue el caso cero, o sea, quién llegó infectado, pero sí que dio lugar a un pequeño ciclo de transmisión autóctona en gente que no había viajado al extranjero y se infectó porque le habían picado mosquitos tigre.
- Estamos ante enfermedades antes asignadas a los viajes, que ya podemos ‘coger’ sin salir de vacaciones a lugares exóticos…
- De momento son brotes muy limitados, cuando llega el invierno desaparecen. Sin embargo, cuando empieza a repetirse muchas veces, existe el peligro de que al final se acabe estableciendo u originando un brote más importante con muchos contagios. En estas infecciones hay que tener en cuenta el número de personas que se infectan y que somos un país de destino turístico.
- ¿Cómo nos condiciona esto?
- Estas enfermedades pueden provocar grandes alarmas. Y existen los efectos económicos sobre un sector clave como es el turismo. Recordemos lo que sucedió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con los brotes de zika. Había atletas que no participaron y gente que no acudió debido al miedo y el riesgo que había de transmisión. Estamos ante una serie de virus que, además de los impactos sobre la salud, tienen unos efectos negativos sobre la economía.
- ¿Cuáles son los mosquitos que suponen una mayor amenaza para nuestro país en la actualidad?
- Tenemos localizadas varias especies. El virus del Nilo lo transmiten mosquitos del género Culex, principalmente Culex perexivus y Culex pipiens; ambos son especies autóctonas en el bajo Guadalquivir. El Culex perexivus cría muy bien en zonas de rosal, no está distribuida ni está presente en el norte de España, ni en Valencia. Tiene sus grandes poblaciones en Andalucía Occidental y Extremadura. En el caso del virus del Nilo, su presencia no siempre es un riesgo para los humanos porque únicamente transmite el patógeno si se infecta de un ave portadora.
En el caso de chikungunya y dengue, el protagonista es el mosquito tigre, Aedes albopictus. Aquí la transmisión es de humano a humano, a través del mosquito. Esto es, el insecto se alimenta de un humano infectado y a los pocos días cuando pica a otra persona transmite el virus. También vigilamos el mosquito de la fiebre amarilla, que es Aedes aegypti, una especie que también es invasora. Ya había estado presente en España, pero se erradicó a la vez que se eliminaba la malaria. Desde aquí miramos cómo se ha instalado en la isla de Madeira y el riesgo que supone que aterrice en el continente. - ¿Hasta qué punto es peligroso que el ‘Aedes aegypti’ se mude definitivamente a Europa?
- Es mucho mejor transmisor de dengue, de zika y chikungunya. Su presencia haría que aumentase el riesgo de que se produjeran brotes autóctonos.
- Entonces, ahora más que nunca es necesario extremar la precauciones según el destino turístico que elijamos, porque podemos traer souvenires no deseados…
- De China, Sudamérica, del sudeste asiático te puedes traer un regalito… Es muy importante la protección frente a los mosquitos si se va a viajar a lugares donde hay transmisión de enfermedades por insectos; siempre hay que ir a la consulta de salud internacional. El primer afectado va a ser uno mismo, porque puedes volver enfermo o se te pueden fastidiar las vacaciones y, además, puedes acabar generando un pequeño brote. En el caso de dengue y chikungunya, si uno regresa infectado, el proceso no dura muchos días, pero las dos semanas siguientes a la vuelta, es cuando existe el riesgo de transmisión local. Por ello, esos primeros días en que la persona retorna y se encuentra mal son los más peligrosos para la transmisión. Más aún, si la persona es asintomática, pero sigue virémica y nunca llega a ser consciente de que trajo consigo un patógeno infeccioso y tiene capacidad de transmitir el virus a través de un mosquito.
- ¿Cómo son los trabajos de vigilancia que realizan?
- Trabajamos de distintas maneras. Por un lado, desarrollamos nuestros proyectos de investigación, con trabajo de campo de marzo a noviembre. Cada semana se capturan los mosquitos, se clasifican las hembras por especie y se analizan para detectar la presencia de virus. De esta forma hallamos que había circulación del Sindbis en la península. Luego, colaboramos con el Ministerio de Sanidad y la Junta de Andalucía, entre otras instituciones, para ver cuál es la abundancia de los mosquitos y establecer niveles de alerta que sirvan de pista a los médicos y los ayuntamientos.
- Después de la explosión de casos de virus del Nilo en Andalucía el pasado verano, este año la situación es distinta. ¿Qué ha cambiado? ¿Ha habido políticas de prevención eficaces?
- Este año las condiciones climáticas han sido muy buenas para los mosquitos: hemos tenido un invierno lluvioso y estamos teniendo calorcito. Es cierto que muchos ayuntamientos de las zonas afectadas no han dejado de trabajar durante el invierno en el control de mosquitos, también la Diputación de Sevilla y la Junta de Andalucía. De momento, salvo en zonas de Almería, no hemos hallado en ningún otro lugar circulación del virus. El año pasado fue extraordinariamente pronto la primera detección, en junio, cuando lo normal es julio. También puede que halla más aves inmunizadas.
- Esto es una buena noticia. ¿Ya no habrá virus?
- No, lo que sucede es que las intensidades de circulación son lo suficientemente bajas para que no lo estemos detectando.
Salud