A las puertas del Bicentenario, Bolivia enfrenta un duro diagnóstico de su historia económica: dos siglos marcados por un patrón repetitivo y agotado de desarrollo basado en la extracción de recursos naturales, según sostuvo el economista, Gonzalo Chávez, en una revisión crítica del desempeño económico del país desde 1900 hasta la actualidad.
Según Chávez, desde su creación como república en 1825, Bolivia ha seguido la misma lógica económica de “descubrir un recurso natural, extraerlo con entusiasmo, venderlo al mejor postor internacional y esperar que los precios globales estén de buen humor”.
La plata en el siglo XIX; el estaño en el siglo pasado; y el gas, el oro, la soya y el litio en el siglo XXI, fueron los recursos que sirvieron de motores coyunturales del crecimiento, siempre dependientes del contexto externo y nunca articulados a una estrategia de diversificación productiva, observó el experto.
El patrón primario-exportador, también conocido como modelo extractivista, ha sido tan persistente que bien podría registrarse como una marca país: “Bolivia, donde el PIB se excava”, según Chávez, quien aclaró que, aunque su eficacia para sostener el crecimiento ha sido desigual, es innegable su capacidad para estructurar la economía y la política nacional.
Con base en los estudios del historiador económico, José Peres Cajías, Chávez analizó los ciclos del Productor Interno Boliviano (PIB) boliviano desde 1900, dividiéndolos en tres grandes etapas. La primera, de 1900 a 1950, tuvo al estaño como eje, en una economía oligárquica y sin industrialización. La segunda, posterior a la Revolución Nacional de 1952, introdujo reformas transformadoras, pero sin una ruptura definitiva con el modelo extractivo. La tercera etapa abarca desde la crisis de los años 80, el giro neoliberal de 1985, y finalmente la irrupción del MAS en el siglo XXI.
CRECIMIENTO CONDICIONADO
“El crecimiento en Bolivia no ha sido una función directa de la ideología, sino de una combinación de factores estructurales, coyunturales (bonanzas y declives externos) y, no pocas veces, meteorológicos”, afirmó el economista, subrayando que los ciclos de auge y caída han dependido históricamente de los precios internacionales y no de un diseño de políticas coherentes a largo plazo.
Advirtió que, incluso los gobiernos que lograron altos niveles de crecimiento, como los regímenes militares de David Toro, René Barrientos o Hugo Banzer, lo hicieron en contextos de precios favorables o inversión externa, pero sin lograr continuidad ni sostenibilidad: “Se registra crecimiento económico no cuando cambia el presidente, sino cuando cambian los precios internacionales del recurso natural que se exporta”.
En contraste, otros gobiernos democráticos, como los de Víctor Paz Estenssoro en su primer mandato (1952–1956) o Jaime Paz Zamora (1989–1993), lograron cifras de crecimiento razonables bajo entornos más estables y con reformas estructurales en curso, aunque el promedio de crecimiento del siglo XX fue modesto (2.68% anual), en tanto que el del siglo XXI, fue ligeramente mayor (3.53%), pero insuficiente para cerrar brechas profundas en educación, salud e infraestructura.
MODELO DEL MAS
Respecto al periodo del Movimiento al Socialismo (2006-2025), el crecimiento promedio fue de 4.89% en este periodo; sin embargo, “no responde tanto a la genialidad del modelo”, aclaró el experto, sino al “apoyo de los altos precios del gas y los minerales”.
Según Chávez, la gestión del presidente, Luis Arce, mantuvo la lógica del modelo anterior: bonos sociales, estímulo al consumo y una recuperación basada en oro, soya y la “promesa” del litio, pero el crecimiento más alto de este ciclo (6.1% en 2021) solo sería un efecto estadístico tras la contracción de casi -9% en 2020. “Considerarlo un logro estructural sería como aplaudirle a una pelota por volver a subir después de caer”, comentó.
BICENTENARIO
Chávez concluye que, a 200 años de historia, Bolivia no logró salir del círculo vicioso del extractivismo, ni con modelos estatistas ni con paradigmas liberales. “El Estado puede ser un motor de crecimiento y redistribución, pero también puede convertirse en una máquina de gasto sin dirección (…) El mercado, por su parte, promete eficiencia, pero concentra la riqueza y suele olvidar a quienes no tienen con qué participar”.
Chávez plantea que el Bicentenario no puede ser solo una ocasión para discursos vacíos, sino una oportunidad histórica para repensar el modelo de desarrollo nacional. En tal sentido, propuso “un shock educativo, una estrategia de industrialización real de los servicios, una revolución institucional y apostar por el conocimiento, la innovación y la productividad”.
De seguir con el paradigma actual, concluye, “el siglo XXII podría encontrarnos celebrando 300 años de lo mismo”.
La entrada Chávez: Bolivia enclaustrada en modelo extractivista limita desarrollo sostenible se publicó primero en El Diario – Bolivia.
A las puertas del Bicentenario, Bolivia enfrenta un duro diagnóstico de su historia económica: dos siglos marcados por un patrón repetitivo y agotado de desarrollo basado en la extracción de recursos naturales, según sostuvo el economista, Gonzalo Chávez, en una revisión crítica del desempeño económico del país desde 1900 hasta la actualidad. Según Chávez, desde
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A las puertas del Bicentenario, Bolivia enfrenta un duro diagnóstico de su historia económica: dos siglos marcados por un patrón repetitivo y agotado de desarrollo basado en la extracción de recursos naturales, según sostuvo el economista, Gonzalo Chávez, en una revisión crítica del desempeño económico del país desde 1900 hasta la actualidad.
Según Chávez, desde su creación como república en 1825, Bolivia ha seguido la misma lógica económica de “descubrir un recurso natural, extraerlo con entusiasmo, venderlo al mejor postor internacional y esperar que los precios globales estén de buen humor”.
La plata en el siglo XIX; el estaño en el siglo pasado; y el gas, el oro, la soya y el litio en el siglo XXI, fueron los recursos que sirvieron de motores coyunturales del crecimiento, siempre dependientes del contexto externo y nunca articulados a una estrategia de diversificación productiva, observó el experto.
El patrón primario-exportador, también conocido como modelo extractivista, ha sido tan persistente que bien podría registrarse como una marca país: “Bolivia, donde el PIB se excava”, según Chávez, quien aclaró que, aunque su eficacia para sostener el crecimiento ha sido desigual, es innegable su capacidad para estructurar la economía y la política nacional.
Con base en los estudios del historiador económico, José Peres Cajías, Chávez analizó los ciclos del Productor Interno Boliviano (PIB) boliviano desde 1900, dividiéndolos en tres grandes etapas. La primera, de 1900 a 1950, tuvo al estaño como eje, en una economía oligárquica y sin industrialización. La segunda, posterior a la Revolución Nacional de 1952, introdujo reformas transformadoras, pero sin una ruptura definitiva con el modelo extractivo. La tercera etapa abarca desde la crisis de los años 80, el giro neoliberal de 1985, y finalmente la irrupción del MAS en el siglo XXI.
CRECIMIENTO CONDICIONADO
“El crecimiento en Bolivia no ha sido una función directa de la ideología, sino de una combinación de factores estructurales, coyunturales (bonanzas y declives externos) y, no pocas veces, meteorológicos”, afirmó el economista, subrayando que los ciclos de auge y caída han dependido históricamente de los precios internacionales y no de un diseño de políticas coherentes a largo plazo.
Advirtió que, incluso los gobiernos que lograron altos niveles de crecimiento, como los regímenes militares de David Toro, René Barrientos o Hugo Banzer, lo hicieron en contextos de precios favorables o inversión externa, pero sin lograr continuidad ni sostenibilidad: “Se registra crecimiento económico no cuando cambia el presidente, sino cuando cambian los precios internacionales del recurso natural que se exporta”.
En contraste, otros gobiernos democráticos, como los de Víctor Paz Estenssoro en su primer mandato (1952–1956) o Jaime Paz Zamora (1989–1993), lograron cifras de crecimiento razonables bajo entornos más estables y con reformas estructurales en curso, aunque el promedio de crecimiento del siglo XX fue modesto (2.68% anual), en tanto que el del siglo XXI, fue ligeramente mayor (3.53%), pero insuficiente para cerrar brechas profundas en educación, salud e infraestructura.
MODELO DEL MAS
Respecto al periodo del Movimiento al Socialismo (2006-2025), el crecimiento promedio fue de 4.89% en este periodo; sin embargo, “no responde tanto a la genialidad del modelo”, aclaró el experto, sino al “apoyo de los altos precios del gas y los minerales”.
Según Chávez, la gestión del presidente, Luis Arce, mantuvo la lógica del modelo anterior: bonos sociales, estímulo al consumo y una recuperación basada en oro, soya y la “promesa” del litio, pero el crecimiento más alto de este ciclo (6.1% en 2021) solo sería un efecto estadístico tras la contracción de casi -9% en 2020. “Considerarlo un logro estructural sería como aplaudirle a una pelota por volver a subir después de caer”, comentó.
BICENTENARIO
Chávez concluye que, a 200 años de historia, Bolivia no logró salir del círculo vicioso del extractivismo, ni con modelos estatistas ni con paradigmas liberales. “El Estado puede ser un motor de crecimiento y redistribución, pero también puede convertirse en una máquina de gasto sin dirección (…) El mercado, por su parte, promete eficiencia, pero concentra la riqueza y suele olvidar a quienes no tienen con qué participar”.
Chávez plantea que el Bicentenario no puede ser solo una ocasión para discursos vacíos, sino una oportunidad histórica para repensar el modelo de desarrollo nacional. En tal sentido, propuso “un shock educativo, una estrategia de industrialización real de los servicios, una revolución institucional y apostar por el conocimiento, la innovación y la productividad”.
De seguir con el paradigma actual, concluye, “el siglo XXII podría encontrarnos celebrando 300 años de lo mismo”.
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