<p><strong>»Desde que has salido de casa y has venido al teatro es probable que una persona se haya suicidado».</strong> La obra ‘Columpios Descalzos’ se ha detenido de repente. «La frase es sobrecogedora porque es brutal», explica la actriz Carmen Calleja. <strong>»Sé de los fantasmas que habitan en ti, del pozo frío</strong> y oscuro del que no logras salir», canta Rozalén en el tema ‘Agarrarte a la vida’. <strong>»Sólo tenía 14 años, no sabía lo que quería»,</strong> lamenta Mara, la adolescente evocada en el cortometraje ‘Abril se fue en noviembre’, de Rosa Cabrera. <strong>»No podía quedarme de brazos cruzados, quería entregar algo al mundo», </strong>dice la periodista Carmen Sánchez Alegre en el libro ‘¿Hablamos de suicidio?’, escrito tras la muerte de su hermano Carlos. <strong>»Estoy muy contento de que estés leyendo esto, hace unos años intenté suicidarme»</strong>, saluda el ilustrador Matu Santamaría en la guía que ha diseñado. Todos suben al escenario de este reportaje.</p>
La cantante Rozalén, el ilustrador Matu Santamaría, la compañía Turneo Teatro, la cineasta Rosa Cabrera y la periodista Carmen Sánchez Alegre comparten sus experiencias sobre el sufrimiento, el suicidio, la creación artística y la esperanza
«Desde que has salido de casa y has venido al teatro es probable que una persona se haya suicidado». La obra ‘Columpios Descalzos’ se ha detenido de repente. «La frase es sobrecogedora porque es brutal», explica la actriz Carmen Calleja. «Sé de los fantasmas que habitan en ti, del pozo frío y oscuro del que no logras salir», canta Rozalén en el tema ‘Agarrarte a la vida’. «Sólo tenía 14 años, no sabía lo que quería», lamenta Mara, la adolescente evocada en el cortometraje ‘Abril se fue en noviembre’, de Rosa Cabrera. «No podía quedarme de brazos cruzados, quería entregar algo al mundo», dice la periodista Carmen Sánchez Alegre en el libro ‘¿Hablamos de suicidio?’, escrito tras la muerte de su hermano Carlos. «Estoy muy contento de que estés leyendo esto, hace unos años intenté suicidarme», saluda el ilustrador Matu Santamaría en la guía que ha diseñado. Todos suben al escenario de este reportaje.
Dos años tiene Turneo Teatro, la compañía que representa ‘Columpios Descalzos’, un montaje original que se pregunta por el aumento de suicidios tras la pandemia. «Todos teníamos un caso cercano del que igual no se había hablado pero estaba ahí». Lo explica Carmen Calleja, directora con Luis Rodríguez y protagonista junto a Silvia Pelayo y Javier López. «Si vemos la vida como un columpio, cuando miras abajo lo que ves son tus pies descalzos».
Han llevado a escena ese balanceo con una treintena de sketches que alternan lo festivo y lo dramático. «Mucha gente pasa y se va, responde a cómo abordar un tema tan duro, es un tsunami de información y emociones». Carmen desvela dos inquietudes: «dar voz a quien sabía» y «no caer en el morbo, no se representa ninguna muerte». En los últimos meses Turneo Teatro ha interpretado ‘Columpios Descalzos’ ante estudiantes de instituto de Castilla y León.
Rozalén estudió Psicología. Sus letras destilan sensibilidad pero hasta ‘Agarrarte a la vida’ (2022) [aquí puede verse el videoclip] no había hablado del suicidio. «Supongo que huía porque no lo comprendía y me dolía, en mi familia ha habido algún caso pero como que no me esforzaba en meterme ahí», contesta en un cálido audio desde su gira. El deseo «de no estar aquí» de una amiga agrietó esa barrera. «Pocas veces he dedicado tanto tiempo y cuidado a una letra».
La compositora leyó testimonios, preguntó a profesores, corrigió versos. «Al principio puse ‘todo puede volver’, fue una cagada total porque no todo puede volver». Acudió a su amiga. «En la primera estrofa digo algo así como ‘y ahora lo que quieres es huir’, y lo cambié por ‘dejar de sufrir’, me dijo ‘encima no me digas que soy una cobarde, lo que quiero es dejar de sufrir’, y te das cuenta de lo bueno que sería no echar más cargas a las personas que están sufriendo», revive Rozalén.
La mayoría de muertes por suicidio son prevenibles y evitables. No responden nunca a una única causa y detrás de ese sufrimiento y desesperanza que sufre la persona se entrelazan factores de tipo biológico, psicológico, económico, cultural y social.
Si usted o alguna persona cerca necesita ayuda emocional por ideación suicida llame al 024. Si se trata de una emergencia por riesgo inminente no dude en llamar al 112.
Rosa Cabrera ha dedicado su cortometraje ‘Abril se fue en noviembre’[aquí puede verse] a la amiga y compañera de colegio que murió por suicidio en la adolescencia. «No tuvo que suceder, no sirvió para nada». Lo que en sus notas personales concibió como «una despedida» se convierte en una emotiva enmienda a la realidad. «Cuando ves que la vida está mal hecha, la ficción te permite arreglarlo», dice, haciendo suya una reflexión de Truffaut.
Aunque todos sus cortos reflejan una intención social, Abril fue «el más fácil y a la vez el más difícil». Rosa aborda el drama «desde los supervivientes». Da protagonismo a Mara, la amiga de la chica fallecida. Para Abril reserva el conmovedor homenaje de recrearla, de presentárnosla. «Yo esto lo fijo, una vez que está fijado su recuerdo… Ha sido bonito reconstruirla de otra manera».
También sigue muy presente en la memoria Carlos, el hermano de 25 años que la periodista Carmen Sánchez Alegre perdió en 2018. «Resultaba incomprensible que, siendo la segunda causa de muerte en España, no se hablara de ello «. Así nació su libro. «Me costó mucho publicarlo, contaba cosas muy íntimas». Pesó más el deseo de ayudar. «Fue por un lado la expresión de ese dolor; y por otro, darle un propósito».
Desde ‘¿Hablamos del suicidio?’ Carmen ha evolucionado hacia la promoción de las relaciones laborales saludables y a la resiliencia creativa. Ahora trabaja en otro libro. «Escribir es uno de mis mayores autorreguladores emocionales, me ayuda a poner en orden el caos de pensamientos, a dar perspectiva, a relativizar experiencias», enumera.
‘Nadie quiere morir, ni siquiera las personas que se suicidan’ es el revelador título de la guía del ilustrador y diseñador gráfico argentino Matu Santamaría, autor de ‘Caliente’ y colaborador de músicos y plataformas de streaming. «Llevaba mucho con una depresión, intenté matarme y fueron dos años que fue muy complejo». Creó su guía en 2022, cuando ya se veía estable. «Viví algo horrible que superé y creo que puede ayudar hablar de eso».
Asesorado -como los demás- por expertos, Matu Santamaría expone su vivencia en una obra breve y muy visual, accesible y gratuita[aquí puede descargarse]. Rechazó ofertas para comercializarla. «En un momento de sensibilidad es muy difícil ponerte a leer algo, te tiene que llegar». Comparte su sistema de alertas advirtiendo de que no sustituye a una terapia. «Hay que ser realistas, hay veces que volvés, pero en mi caso no al mismo punto, sé cuándo se viene la tormenta y, cuando no, la gente que me rodea lo puede ver».
Diferentes creadores que en este escenario comparten su experiencia del dolor. Para Carmen Calleja, de Turneo, «el teatro nos permite cerrar las puertas, apagar la luz y generar espacios seguros en los que una voz tenga esa importancia». Espacios que, lamenta Matu Santamaría, no encontramos en los peores momentos. «No sabía qué quería decir, no sabía qué sentía». Rozalén alude a carencias de base: «No nos han educado en cómo acompañar, cómo sostener».
La penumbra casi obliga a escucharlos. «Me dolía mucho que Abril se perdiese la vida», recuerda, con la mirada baja, la cineasta Rosa Cabrera. «Quien no sabe sostener el dolor ajeno es porque ni siquiera sabe entrar en contacto con el suyo, cuesta hablar y cuesta escucharlo», concluye la periodista y escritora Carmen Sánchez Alegre.
Los focos orientan el debate hacia el valor de la creación. «Es un medio muy amable para lanzar mensajes, para conectar con las emociones», sostiene Rozalén sobre la música. Para Matu Santamaría, la expresión artística puede aflorar sentimientos ocultos bajo las prisas cotidianas. «Lo lindo es que a otra persona le puede transmitir una realidad que no se había planteado, le podés hacer ver que hay que escucharse».
La actriz Carmen Calleja apela además al público. «Lo más importante es educarnos a hablar de estos temas, sensibles y muy duros, no tener miedo siempre y cuando sea desde la investigación». Rosa Cabrera no cree que se trate tanto de una obligación como de evitar las imposturas. «Me parece importante que trates temas porque honestamente te interesan y sobre todo con honestidad y con respeto». Sobre el arte y el dolor ha reflexionado Carmen Sánchez Alegre. «El arte permite entrar en contacto de manera simbólica con el dolor hasta que puedes ponerlo en palabras». La escritura como terapia. «Cuando expresas el dolor, te genera una calma interior y te ayuda a darle un sentido simbólico».
Las luces van apagándose. Matu Santamaría relata cómo contó su crisis vital a personas de su entorno. «Fue muy hermoso el llorar, el no saber explicar, no sabían cómo reaccionar pero reaccionaron». Asomarse al dolor cambia la mirada. Lo describe Carmen Calleja a propósito de Turneo Teatro. «Arroparnos mucho, estar desde un lugar de amabilidad constante, de preguntar si estás bien». Acerca a las personas, añade Rozalén. «Yo era de las que daba consejos y hacía sentir mal. Y creo que, desde que hice la canción, no juzgo, y comprendo, me ha hecho también amar la vida más, y comprender el dolor, y tener empatía».
Oscuridad total. El desafío del sufrimiento, perfilado por Carmen Sánchez Alegre. «Escribir un libro es corregirlo 25.000 veces y eso hace que termines generando con ese dolor una relación más amable, por así decirlo». Incluso la recompensa. Para Rosa Cabrera, el corto dedicado a su amiga Abril ha sido, de alguna manera, sanador. «Me ha permitido colocarla a ella y colocar mi dolor en otro lugar más sereno, más tranquilo y mucho más positivo».
Las voces nacen ahora del patio de butacas. Porque el público, mayoritariamente joven, de estos creadores les ha devuelto innumerables mensajes. «Es muy lindo pero muy impactante porque se hace tangible la cantidad de gente que está transitando esta realidad», resume Matu Santamaría. Con la satisfacción de saber que, en el océano de internet, su guía ha mantenido a flote a personas que no conocía. «Loco, hiciste algo que está bien, que funciona, me parece hermoso».
Rozalén siente que ‘Agarrarte a la vida’ fue «una inyección en ese momento» para su amiga, desea que siga siéndolo. «La ilusión puede volver / distinta, pero puede volver», canta, convencida de que la esperanza reside en «acompañar, estar, cuidar al cuidador, que tejamos redes de apoyo». La actriz Carmen Calleja confía «en el ser humano, en el amor en todos los sentidos». Carmen Sánchez Alegre se remite al cariño recibido cuando murió su hermano. «Cuando estás tan abajo que no tienes todavía capacidad de darte amor a ti mismo, es el que encuentras en otros, y para mí eso es la esperanza». Rosa Cabrera regresa a la esencia de la creación. «Transformar ese dolor en algo luminoso es muy bonito, lo más esperanzador de todo». Y se hace otra vez la luz.
Este reportaje forma parte del proyecto ‘Once vidas’ impulsado por EL MUNDO para la prevención del suicidio, del que forman parte Rafael Álvarez, Yaiza Perera, Rebeca Yanke y Santiago Saiz.
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