<p>La información sobre salud se asienta sobre la veracidad, y la salud pública se asienta sobre la <strong>prevención y la promoción</strong>. Esa es la base de <i>Pilares de la Salud</i>, una «hoja de ruta que nos permita limpiar la conversación sobre prevención y promoción de la salud», según ha definido <strong>Daniel Aparicio</strong>, director editorial del Área de Salud de Unidad Editorial, una iniciativa que hoy ha dado su pistoletazo de salida en una primera jornada que ha organizado esta área en colaboración con HM Hospitales, Lilly, MSD y la Consejería de Salud de la Región de Murcia. </p>
Unidad Editorial inicia el proyecto Pilares de la Salud que gira alrededor del bienestar emocional y salud mental, envejecimiento saludable y prevención de la obesidad con un foro para sentar las bases en materia de prevención y salud pública
La información sobre salud se asienta sobre la veracidad, y la salud pública se asienta sobre la prevención y la promoción. Esa es la base de Pilares de la Salud, una «hoja de ruta que nos permita limpiar la conversación sobre prevención y promoción de la salud», según ha definido Daniel Aparicio, director editorial del Área de Salud de Unidad Editorial, una iniciativa que hoy ha dado su pistoletazo de salida en una primera jornada que ha organizado esta área en colaboración con HM Hospitales, Lilly, MSD y la Consejería de Salud de la Región de Murcia.
Con el recuerdo constante y palabras de ánimo para los afectados por la DANA, durante esta mañana se han dado cita en el espacio Meeting Castellana, en Madrid, primeros espadas de la salud pública. Ha abierto fuego Carlos Enrique Rodríguez Jiménez, especialista en Endocrinología, Metabolismo y Nutrición, con una reflexión sobre los tres grandes pilares de la salud que abordará el grupo Unidad Editorial desde sus grandes cabeceras (Diario Médico y Correo Farmacéutico, CuídatePlus, EL MUNDO, Expansión y Marca) durante los próximos meses: sobrepeso y obesidad, bienestar emocional y salud mental, y envejecimiento saludable, porque no se trata solo de cumplir años, sino de «cumplirlos con calidad de vida».
Para ello, según Rodríguez Jiménez es preciso llevar «un bioestilo de vida, porque la alimentación y ejercicio físico son la base del andamiaje celular», y estos buenos hábitos resultan «antiobesidad y antienvejecimiento«. Según ha explicado, «la obesidad se genera por hiperalimentación e hipersedentarismo más estrés», factores que dan lugar al síndrome metabólico, cada vez más presente en nuestra sociedad.
En la mejora de la salud cobra cada vez más importancia un ámbito en el que Rodríguez Jiménez es experto: la microbiota intestinal, tanto porque «su alteración es el origen de múltiples problemas de salud», como por «la conexión intestino-cerebro», siendo el intestino «un segundo cerebro».
Y si de salud pública se trata, tres representantes de sendas consejerías de Sanidad en este ámbito han expuesto qué se puede hacer desde la administración para mejorar la salud global. «La mayor parte de las enfermedades crónicas derivan de factores de riesgo, como el consumo de tabaco y alcohol, una dieta desequilibrada y sedentarismo», ha afirmado Elena Andradas, directora general de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que ha tachado la obesidad como uno de los grandes problemas del siglo XXI, origen «de síndrome metabólico, hipertensión, diabetes…».
Por su parte, José Jesús Guillén, director general de Salud Pública y Adicciones de la Consejería de Sanidad de la Región de Murcia, considera que «muchas enfermedades crónicas derivan de lo que hemos hecho y aprendido antes de los 20 años«, por lo que, a su juicio, resulta fundamental «la información, la formación y la educación para la salud durante toda la vida; esa es la parte más complicada pero también la más importante».
Y es que salud pública no es solo «prevenir la enfermedad, sino la promoción de la salud», según Jorge del Diego, director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía. Del mismo modo, invita a reinventar el concepto de centro de salud, que «no solo es donde voy cuando estoy enfermo, sino que también puede serlo un gimnasio, para luchar contra el sedentarismo, o un centro de día, que alivia la soledad no deseada».
«A un paciente con obesidad se le saca una dieta del cajón y se le manda hacerla. ‘Adelgace’. Como si solo fuera cosa de fuerza de voluntad, y el paciente fuera culpable«, ha lamentado Arantxa Sáez, presidenta de la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (Aecat). A su juicio, las personas obesas tienen sobre sí un estigma que afecta incluso al escaso asociacionismo, y «la única solución que ofrece el sistema sanitario es la cirugía. Yo me operé hace 20 años y en ese tiempo nada ha cambiado».
Y tiene razón, según Cristóbal Morales, vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo): «Lo hemos hecho tan mal que solo podemos mejorar«. Considera que los profesionales sanitarios deberían mostrar más empatía, abordar la obesidad como una enfermedad y acompañar al paciente en el proceso «no de bajar números en la báscula, sino de mejorar su salud».
Pero no es, en realidad, un fallo del sistema, como bien acreditan líderes sanitarios que han participado en Pilares de la Salud: «Para mejorar la salud no son necesarios los servicios sanitarios, sino los colegios, los servicios comunitarios, las administraciones locales… Hay que desanitizar la salud. Pero el ámbito comunitario no tiene ningún incentivo ni financiación», ha dicho José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría, y coincide con él Clotilde Vázquez, jefa de Endocrinología de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), ya que «prevenir las enfermedades crónicas no es un asunto sanitario, sino transversal. Han de implicarse los ámbitos social, político, económico, de la industria alimentaria, etc.».
Con esta implicación global, según Vázquez, sería posible hacer que prevalezcan los hábitos de vida saludable y que no nos bombardeen con lo contrario».
A su vez, Leticia Fernández Friera, directora del Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares HM CIEC, ha reconocido que «en Cardiología llegamos casi siempre tarde. Debemos dejar de hablar de prevención para hablar de promoción, porque la mayor parte de los eventos cardiovasculares se pueden evitar con estilos de vida saludable».
El problema, según Laura de Anta, jefa de sección de la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Día de Niños y Adolescentes del Hospital Universitario Infanta Leonor, de Madrid, es que «los sanitarios damos por hecho que la población general sabe lo que es saludable, pero no es así».
Hay bastante acuerdo en la comunidad sanitaria en que «la pandemia ha traído algo positivo al ámbito de la salud mental, y es la visibilización de los trastornos mentales«, ha afirmado Guillermo Lahera, profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá y jefe de sección en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en la misma ciudad madrileña.
Sin embargo, también ha dejado algo negativo, en su opinión: «Los trastornos mentales leves son omnipresentes, hemos abierto la caja de Pandora. Pero no se ha puesto el foco en el trastorno mental grave, que sigue siendo tabú y sobre el que existe muy poca alfabetización».
Este tabú y desconocimiento se refleja, según Maribel Rodríguez, presidenta ES+Salud Mental, en el empleo: «Se incentiva e incluso se promociona la contratación de personas con discapacidad, pero la tasa de desempleo entre personas con trastorno mental grave es del 87,3%. No van a hacer peor el trabajo, pero se les trata como si fueran una enfermedad mental con patas», ha lamentado, citando el caso de una persona con esquizofrenia que no quiere acudir a Urgencias por un problema con su EPOC, porque avisarán a Psiquiatría. «Se moría porque no podía respirar, no por ser esquizofrénico».
Salud mental, obesidad y envejecimiento saludable: de los tres pilares se ha hablado largo y tendido durante la mañana, y queda claro que «hay aún mucho por hacer», según ha constatado Juan José Pedreño, consejero de Salud de la Región de Murcia, que ha clausurado la jornada.
Y buena parte de lo que hay que hacer recae sobre el ciudadano: «Debemos trasladar el mensaje de que el responsable de la salud de una persona es la propia persona. Los sistemas sanitarios tenemos la responsabilidad de apoyarle y acompañarle, pero él será el principal agente de su salud».
De gran ayuda le será, eso sí, la información veraz y rigurosa, por lo que nos ha agradecido «a los medios de comunicación el importantísimo papel que cumplís para dar a la población información en la que puede confiar».
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