<p>Flatulencias, pedos, ventosidades, cuescos… En el lenguaje español tenemos decenas de formas de referirnos a ellos, a esos gases que son expulsados por el ano y que generalmente dejan un <strong>rastro auditivo</strong> y, en ocasiones, también <strong>olfativo</strong>.</p>
Pese a la vergüenza que nos hacen pasar son entre 10 o 20 al día por persona. Su existencia indica que las bacterias intestinales están sanas. Su olor y ruido arrojan pistas clave sobre la microbiota
Flatulencias, pedos, ventosidades, cuescos… En el lenguaje español tenemos decenas de formas de referirnos a ellos, a esos gases que son expulsados por el ano y que generalmente dejan un rastro auditivo y, en ocasiones, también olfativo.
Pero más allá de la diversión, la gracia o la vergüenza que suelen generar los pedos, su comportamiento puede ser más importante de lo que creemos ya que nos dan información sobre el estado de la microbiota, de nuestra dieta y también de algunos problemas de salud.
Un ser humano expulsa de media entre 10 y 20 pedos al día, algo totalmente sano y natural que indica que las bacterias de nuestro intestino están funcionando correctamente. Pero un cambio importante y persistente en la cantidad o en el olor de las ventosidades puede estar alertándonos de algún problema de salud, ya que la mayoría de ellas no deberían tener ningún tipo de olor.
El aroma fétido hace su aparición cuando las flatulencias están causadas por ácido sulfúrico o sulfuro de hidrógeno, mientras que si lo están por gas metano su salida solamente provocará ruido.
En la literatura médica solamente hay descrito un caso de fallecimiento por retención de gases durante varias horas, algo que ocurrió en Nuevo México en el año 2010, pero afortunadamente las consecuencias no suelen ser tan graves.
Lo más habitual es que retenerlos nos cause molestias e hinchazón abdominal, pero si evitar que salgan del cuerpo se convierte en un hábito frecuente podría derivar en la aparición de divertículos en el colon.
Más allá del momento incómodo, si las flatulencias tienen un olor fétido o superan la cifra de unas 20 al día, debemos prestar atención a sus posibles orígenes:
– Exceso de determinados alimentos. Uno de los nutrientes que genera mayor cantidad de pedos malolientes son las proteínas, ya que contienen una elevada cantidad de azufre por lo que debemos evitar consumir un exceso de las mismas. También alimentos ricos en fibra como la alcachofa, las legumbres o las verduras crucíferas (repollo, brócoli o coliflor) provocarán un exceso de flatulencias poco agradables. Los edulcorantes artificiales como el sorbitol, lactitol, manitol y xilitol también las pueden generar.
– Intolerancia o sensibilidad alimentaria. Las personas que las sufren no pueden digerir correctamente determinados alimentos, no logran descomponerlos generalmente porque no disponen de las enzimas digestivas necesarias, y entre los síntomas digestivos que sufren está el exceso de flatulencias. En este caso no tiene que tener necesariamente mal olor.
– Problemas digestivos. Las personas que sufren enfermedades inflamatorias intestinales tienen tendencia a generar un mayor número de ventosidades, al igual que ocurre con quienes padecen otros trastornos como la gastroenteritis, el estreñimiento o la úlcera péptica.
– Determinados medicamentos. No son pocos los fármacos que tienen entre sus efectos secundarios la aparición de flatulencias malolientes. Es el caso de antibióticos como la amoxicilina o el ciprofloxacino, medicamentos para la diabetes como la metformina, antihipertensivos como el valsartán, losartán o irbesartán, fármacos para el colesterol como la atorvastatina, analgésicos como el naproxeno o antidepresivos como el escitalopram o la paroxetina. Si es tu caso y ello te supone un problema, no abandones el tratamiento o lo sustituyas por otro sin consultarlo previamente con un profesional sanitario.
Entre los cambios intestinales que se producen a lo largo de los meses de embarazo también está la aparición de un mayor número de ventosidades de mal olor. Esto es algo puramente fisiológico y que no supone problema alguno, más allá del incómodo momento de expulsarlos, y que tiene su explicación en la hormona progesterona.
Durante la gestación sus niveles en sangre aumentan y esto provoca que las digestiones sean más lentas, lo que da a las bacterias del intestino más tiempo para generar flatulencias.
Salud