<p>Tres décadas atrás la vida de <strong>Valentín Fernández-Jardón</strong> dio un vuelco. Un infarto medular sufrido tras una operación para corregir una escoliosis le dejaría una lesión que le obliga, desde entonces a vivir en una silla de ruedas sobre un cojín antiescaras. Esto sucedió en noviembre de 1994. De hecho, el pasado martes, <strong>Día Internacional de las Personas con Discapacidad</strong>, ha denunciado que tras este tiempo, y después de un<strong> cambio en el catálogo ortoprotésico</strong> a nivel nacional (iniciado en 2019), con adaptaciones posteriores autonómicas, la Comunidad de Madrid (<a href=»https://www.bocm.es/boletin/CM_Orden_BOCM/2022/10/25/BOCM-20221025-18.PDF»><strong>orden 1564/2022, de 19 de octubre</strong></a>) solo concede la ayuda si previamente el paciente tiene ya heridas por presión.</p>
El ex presidente de Aspaym Madrid, Valentín Fernández-Jardón, denuncia que la Comunidad de Madrid le ha denegado la ayuda por no haber lesión por presión previa
Tres décadas atrás la vida de Valentín Fernández-Jardón dio un vuelco. Un infarto medular sufrido tras una operación para corregir una escoliosis le dejaría una lesión que le obliga, desde entonces a vivir en una silla de ruedas sobre un cojín antiescaras. Esto sucedió en noviembre de 1994. De hecho, el pasado martes, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, ha denunciado que tras este tiempo, y después de un cambio en el catálogo ortoprotésico a nivel nacional (iniciado en 2019), con adaptaciones posteriores autonómicas, la Comunidad de Madrid (orden 1564/2022, de 19 de octubre) solo concede la ayuda si previamente el paciente tiene ya heridas por presión.
En concreto se refiere al denominado (como figura en la orden) cojín para prevenir las úlceras por presión, con múltiples celdas de aire, u otros materiales, independientes unidas por una base, para usuarios en sillas de ruedas con patología medular de cualquier etiología o daño cerebral adquirido, con un importe sin IVA de 616,15 euros. El paciente aporta 30 euros.
Aparte, la orden contempla otros dos modelos: cojín para prevenir las úlceras por presión, modular, de diferentes materiales con base firme, para usuarios de sillas de ruedas con patología medular de cualquier etiología o daño cerebral adquirido (323,15 euros) y cojín para prevenir las úlceras por presión, de una sola pieza de silicona, gel u otros materiales, para usuarios de sillas de ruedas con alto riesgo de úlcera por presión (105,43 euros).
Por su parte, la consejería de Sanidad de Madrid puntualiza a este medio que «los criterios para la prescripción de estos cojines son estrictamente clínicos, elaborados con un grupo de trabajo en el que participan traumatólogos, rehabilitadores, e inspectores médicos. El modelo de los 616 euros, efectivamente, es para personas que presentan lesiones previas y a los que, por lo tanto, no les sirven los otros modelos que también subvenciona la Comunidad de Madrid».
Yolanda Hernández, actual presidenta de la Asociación de Personas con Lesión Medular y otras discapacidades físicas (Aspaym Madrid), lamenta que haya una variabilidad entre comunidades autónomas, ya que no en todas hay restricciones. Si bien recalca que no hay registros oficiales para saber el número de lesionados medulares –hay 4,32 millones de personas con una discapacidad en España, según el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi)-, prácticamente todos emplean cojines antiescaras, porque casi todos son usuarios de sillas de ruedas, y ahí es donde aparecen las lesiones por presión».
Mª Carmen Mijimolle, vocal de Ortopedia del Consejo General de COF y del COF de Madrid, explica que, en principio, la normativa de Madrid contempla a los lesionados medulares como pacientes que optan a los cojines antiescaras, pero desconoce esta problemática: «Al final lo que se paga es prevención. También hay autonomías donde el criterio no es que el paciente sea lesionado medular, y tampoco importa el grado».
Añade que el cojín antiescaras es fundamental para cualquier paciente que esté en silla de ruedas: «Es más barato que estar luego curando una úlcera, sobre todo debido al problema asistencial actual. Muchas veces, cuando se quiere ver al paciente, está ya en unas condiciones muy deplorables. Y recuperar esa herida puede suponer años, que suponen un gran gasto para el Sistema Nacional de Salud (SNS)».
Al margen de esta cuestión, subraya, al igual que Hernández, que hay variabilidad por autonomías. En algunas estos productos los prescribe el médico de familia, «y esto permite que la prescripción sea mucho más rápida», y en Madrid debe hacerlo el especialista: «Al tener más agilidad en el SNS conseguimos una normalización en la vida del paciente, y que pueda salir a la calle, socializar…».
Fernández-Jardón, que hasta el año pasado fue presidente de Aspaym Madrid, va al detalle: «Mi lesión medular es incompleta, pero no puedo caminar. En estos 30 años no he tenido problemas de escaras, porque tengo una vida activa y empleo un cojín antiescaras, recetado por el especialista. El último que compré fue en abril de 2022. Yo lo cuido y me aguanta hasta cuatro años», cuando hay pacientes que lo renuevan cada dos años.
Puntualiza que hay distintos tipos de cojines, y los de aire duran aún menos, «porque se suelen pinchar. Yo empleo los de gel, de fluidos, algo más caros, pero que duran más».
Una vez que el paciente compra el producto ortoprotésico que necesita, luego debe presentar la documentación en Inspección médica: «Suelen tardar un año o año y medio hasta que te abonan la ayuda». A este respecto Mijimolle matiza que no siempre es así, y todo depende del dinero que tenga en ese momento la consejería.
Hace dos años pidió también una silla de ruedas, pero se la denegaron: «Fue en julio de 2022, cuando me tocaba. Pedí una eléctrica hace seis años, me la recetaron y me la pagaron. Esta vez pedí una silla manual, pero también me la denegaron, al igual que el cojín».
¿Por qué una silla de ruedas manual? «Porque yo conduzco, y la eléctrica no la puedo plegar ni desmontar. Aun así, entiendo la causa de la denegación, porque la médica que me prescribió la silla eléctrica argumentó que tenía dificultad para impulsar la silla. Pero lo del cojín antiescaras no lo he llegado a entender nunca, porque me dicen que no tengo antecedentes de sufrir escaras, y como mi lesión es incompleta y tengo sensibilidad en la zona sacra, por eso puedo prevenir las escaras. No lo entiendo, porque el cojín antiescaras se utiliza para prevenir las úlceras por presión. Precisamente no las tengo porque he estado usando este cojín».
Fernández-Jardón explica que, dada su lesión, acude mucho a la farmacia. Entre los productos que compra, sillas de ducha y bolsas de orina. Madrid dijo que, ante los problemas de stock con estas últimas, financiaría otras marcas, pero esta es su percepción: «Sigue habiendo problemas. Al menos yo los sufro. Mi marca era un modelo concreto de Hollister y hace dos meses que no llegan. Tengo que comprar unas de China que son malísimas, con peor calidad de plástico y tapones que fallan. Vamos a peor, aunque se dijo que a partir de septiembre mejoraría. Lo de las bolsas es una lotería, a ver qué cae cada vez».
Sobre las bolsas, Yolanda Hernández, la presidenta de Aspaym Madrid, reconoce que sigue habiendo problemas, «aunque la situación no es tan llamativa como antes». Respecto a los cojines, recalca que deberían concederse las ayudas, puesto que son preventivos.
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