<p>Los <strong>suplementos de vitamina D</strong> han dejado de ser un tratamiento médico más para convertirse en un <strong>verdadero problema de salud pública</strong>, en buena parte por la desinformación en redes sociales y podcasts.</p>
Los (malos) consejos de los ‘influencers’ en redes provocan que la gente haya optado por tomar vitamina D sin sentido. Resultado: sobredosis que dejan huella en riñones y corazón
Los suplementos de vitamina D han dejado de ser un tratamiento médico más para convertirse en un verdadero problema de salud pública, en buena parte por la desinformación en redes sociales y podcasts.
Hace unos días, desde el hospital mallorquín de Son Espases, daban la voz de alarma: en 2024 habían atendido a 100 pacientes intoxicados por abuso de estos suplementos. Y en los dos últimos meses de este año un total de 16 personas han tenido que ser ingresadas en Baleares por sobredosis de vitamina D causada por uno de estos productos de venta libre.
España tiene una media de 2.500 horas de sol al año, pero seguramente conoce a varias personas a las que les han dicho que tienen la vitamina D baja. Pero, ¿por qué sucede esto en España y no en los países del norte de Europa, donde las horas de sol son notablemente inferiores?
La respuesta está en un cambio de criterio ocurrido en 2011. En ese año varias sociedades científicas fijaron el valor de 30 ng/ml como referencia en las analíticas, por lo que gran parte de la población pasó entonces a tener déficit de vitamina D y empezó el bum de la suplementación tanto con control médico como sin él.
Pero en 2024 la Sociedad Americana de Endocrinología revisó este valor y lo fijó en 20 ng/ml, pasando a tener niveles bajos de vitamina D únicamente un 5% de la población española. Es más, según la Academia Nacional de Medicina de EEUU, unos niveles en sangre de entre 12 y 20 ng/ml son suficientes para cubrir las necesidades del 97% de la población.
Hágalo únicamente si su médico así se lo ha indicado, durante el tiempo que le haya dicho y en la dosis prescrita. Es muy importante hacerlo de este modo, y nunca por su cuenta y riesgo o porque se lo haya recomendado un influencer con código descuento en redes sociales o en un pódcast.
Según el Ministerio de Sanidad, la suplementación estaría justificada en personas mayores, institucionalizadas o con osteoporosis siempre que tengan valores analíticos por debajo de entre 12 y 20 ng/dl. Y hacerlo con dosis que oscilarían entre los 400 y los 2.000 UI/día dependiendo del paciente.
Para que vean el alcance del aumento desmesurado de peticiones de análisis de esta vitamina, les daré el dato del laboratorio del hospital de Son Espases: hace diez años se solicitaban 10.000 mediciones al año, hoy se solicitan 150.000. Buena parte de ellas, por exigencia de pacientes que presionan a sus médicos para que la solicite a pesar de que las guías clínicas coinciden en que no está justificado hacer un cribado a toda la población.
Según el Ministerio de Sanidad, únicamente existiría justificación para solicitar una medición de vitamina D en personas mayores institucionalizadas, personas con enfermedades crónicas que interfieren en su metabolismo como insuficiencia renal o enfermedad inflamatoria intestinal, personas con tratamientos que interfieren en su absorción o activación como los glucocorticoides o los anticonvulsivantes y pacientes con sintomatología compatible con déficit de vitamina D.
A diferencia de lo que ocurre con vitaminas como la C o las del grupo B, en las que el cuerpo elimina a través de la orina todo el exceso, la D se acumula en el tejido graso del organismo y no se elimina fácilmente. Si tomamos una alta cantidad y se guarda en exceso pueden verse alterados los niveles de calcio en sangre, causando daños importantes en los riñones y el corazón.
Esos síntomas serán inicialmente dolor abdominal, náuseas, vómitos y malestar general, evolucionando a taquicardia, boca seca, confusión, sudores fríos…
Se calcula que un 85% de la síntesis de esta vitamina proviene de nuestra exposición al sol, y el 15% restante de una alimentación adecuada y variada.
Pero esa exposición al sol debería realizarse sin crema fotoprotectora, por lo que lo recomendable es exponer la cara, los brazos y las piernas durante quince minutos, unas tres veces por semana, y antes de las once de la mañana o después de las seis de la tarde.
Esto sería suficiente para que la radiación ultravioleta B del sol nos permitiese transformar el dehidrocolesterol de nuestra piel en esa deseada vitamina D.
Salud